lunes, 29 de abril de 2013

El Día de Sant Jordi

Según la leyenda, Sant Jordi fue un caballero, que rescató a una princesa de un dragón que la había exigido como tributo. Igualmente, en el momento que lo mató y la sangre cayó al suelo salió una rosa, con espinas como las espinas de la espalda del dragón.
Acerca de nuestra experiencia de esta festividad singular, cuando tomamos las calles fuimos a La Rambla, y en seguida nos hallamos dentro de un río de gente paseando entre puestos que vendían rosas y libros. Las rosas conmemoran el episodio de la leyenda, y según la tradición se compran por los hombres para regalar a las mujeres. Los libros representan una parte más contemporánea de las celebraciones, en la que las mujeres corresponden los regalos de los hombres por darse rosas. Este costumbre festeja el hecho curioso que la fecha coincide con los aniversarios de las muertes de William Shakespeare y Miguel de Cervantes, aunque este elemento del día no se dio lugar hasta 1929.
Pasamos por los calles absorbiendo el ambiente jovial, teñido con romance. Las parejas estaban prevalentes en el gentío, con regalos de su otro, mezcladas con los turistas típicos de aquella calle. Vimos rosas de todos tipos y colores. Claro las rojas fueron las más comunes pero también vimos rosas púrpuras, amarillas, blancas y mezcladas de una multitud de colores.
  Cerca de los puestos de flores vimos los puestos de los libros. Una cosa interesante de este día es que todas las librerías imponen un descuento de 10% para animar a la gente a comprar los textos. Sin embargo no me gustó que hubo algunos puestos para promover una agenda específica, como el puesto de la Cientología o del socialismo.       

Una y Otra Vez

Me llamo David. Soy estudiante ingles. Tengo 24 años y actualmente vivo en Barcelona, donde estudio como estudiante Erasmus. Llegué aquí el 29 de agosto, hace 228 días, y regresaré a Inglaterra el 1o de Julio, en 78 días. Con esta primera entrada empiezo los últimos meses de mi estancia, y considero lo que ya ha pasado y lo que pasará. A decir la verdad hice el año en el extranjero a causa de sólo una cosa: la universidad. Si no fuera obligatorio para mi curso en Londres no habría elegido hacerlo por voluntad propia. Tenía demasiados lazos en Inglaterra que significaron que no pensaría de salir del país si hubiera podido evitarlo. Cuando me resigné al hecho de que tenía que salir, me di cuenta de que había tenido que regresar al país muchas veces, lo que me llevó a mi elección de Barcelona por una razón: los vuelos baratos. No es la razón más elegante, pero es la verdad. Sin embargo, espero que por los textos que siguen pueda mostrar cómo no llegaría a arrepentirme de mi decisión.
Como ya mencioné, tengo compromisos en Inglaterra que me exigen que regrese muchas veces. Estos consisten en mi grupo de música, donde lo que he dedicado todos mis esfuerzos desde hace tres años. Durante este tiempo hemos logrado mucho; nuestros videos de música se muestran en los canales de música en la tele, hemos viajado por el país muchas veces para hacer conciertos, y también hemos publicado en revistas de música. Eso no es algo que podría dejar de hacer ni aun para un año, para nada. Así aquí estoy, viajando una y otra vez, interminablemente.
Soy una persona resuelta, decidida, pero estresada. Como resultado, los primeros meses en BCN fueron muy duros, porque sentía dividido entre los dos, la universidad y la música. Era muy difícil disfrutar de esta ciudad, porque siempre sentía malo por estar aquí cuando el resto del grupo estaba donde quería estar, trabajando sin yo. Sin embargo, como estos 306 días acercan a su fin, me he acostumbrado a mi vida fracturada y la realidad de mi situación se ha aclarado. Escribí una lista de últimos deseos, cosas que quiero hacer antes de salir de España el 1o de Julio. Espero que pueda cumplirla.